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Conceptualmente, Anthony Alarcón se enfoca en cómo se usa la pintura y los murales para contar la situación de un país, apropiándose temporalmente de un espacio de forma artística, buscando siempre contar una historia.
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Egresado de la Pontificia Universidad Javeriana, en la ciudad de Bogotá, Alarcón empieza su carrera enfocado en los espacios galeristas de “cubo blanco”. Hace unos años, empezando su trayectoria a una muy temprana edad, ganó un concurso para participar en una Bienal artística en Cuba.
Durante unos años, enfocó su carrera en lograr que sus obras fueran manejadas por prestigiosas galerías, sin embargo, por diversas situaciones, se distanció de los espacios blancos y se adentró en el arte callejero y el muralismo, técnicas y mundos que fueron forjando su característico estilo y que podría marcar una propia corriente de muralistas colombianos.
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Las obras de Anthony Alarcón se alejan de las galerías para enfocarse en procesos de reconciliación social, a través del arte, para ayudar a regenerar el tejido de un país que se ha roto por la guerra, buscando con las artes resignificar la memoria colectiva y con esto generar un proceso decolonial, donde se encuentra la identidad a través de nuestro propio hacer.
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Es justamente en el “colectivo”, donde Anthony encuentra la interdisciplinariedad que usa para romper las estructuras y “fronteras” de las artes, deconstruyendo el centralismo ideológico cultural, para no seguir siendo una semicultura, de la que deriva la impostación, el vacío y la farsa y así, generar un diálogo entre diferentes actores de la sociedad que, por lo general, no comparten un mismo espacio.
“Todo el saber está construido en la interacción entre los demás”.